Esta semana mi familia y yo hemos experimentado muchas emociones, desde cambios que hemos tenido que realizar a nivel económico hasta la perdida de seres muy queridos a los que no pudimos acompañar. Cosa que me ha tenido muy reflexiva en los últimos días y que me llevó a escribir éste artículo.
Y es que cuando uno se siente tan saturado de emociones lo que necesitas es descargar el alma. Y una manera de hacerlo es escribiendo.
Al escribir sueltas, liberas y hasta sanas el corazón. Tal vez estás en alguna situación muy abrumadora y no tienes cerca a alguien que te escuche o al menos eso piensas, porque la realidad es que siempre hay alguien para ti, solo que cuando tus sentimientos están tan saturados es muy difícil ver a quien tienes al lado. Así que te sientes sola, herida, confundida y esos sentimientos hacen más daño que aquella cosa que los causo en primera instancia.
Una vez que escribes el conflicto y como te hace sentir, comienzas a relajarte, ya que estás soltando toda esa carga emocional, tal como si la estuvieses hablando con alguien que te escucha y te entiende y te abraza en el dolor y se muestra empática con él. Y sabes que, nadie mejor que tú misma para escucharte y abrazarte.
Desde mi punto de vista y mi experiencia en el tema, te cuento que yo misma he utilizado la escritura para vaciar la papelera de reciclaje, como le digo yo, a esa parte de mi corazón y mi mente donde uno procura echar eso que le duele o simplemente quiere dejar atrás, pero que no lo termina desechando por completo, como en la computadora donde comienzas a borrar las fotografías y archivos que “ya no necesitas” pero no lo haces de raíz, sin darte cuenta solo los estás enviando a la papelera de reciclaje, donde si en determinado momento los necesitas, vas y buscas y encuentras que siguen ahí. y luego llega un momento donde la computadora se vuelve lenta, y saturada y tú dices, pero oye, si no tengo nada de archivos!!!, vas y revisas y te topas con una papelera a reventar de cosas innecesarias. Bueno, perdón mi comparativa, pero es que nuestra mente y corazón también tienen esa papelera. Y es muy necesario vaciarla de vez en cuando.
Y no solo en momentos de tristeza y soledad es bueno escribir, pienso que hasta en momentos donde lo que te abruma es el sentimiento de felicidad, porque claro que puede pasar, que estés teniendo ese momento en tu vida donde estás a un grado del paro cardiaco de tanta felicidad y las emociones son tan intensas, como cuando una se va a casar o cuando estás en tu último mes de embarazo, o cuando estás a solo unos días de tu examen profesional. Donde te debates entre la felicidad y el miedo. Esos son momentos que deberías aprovechar para escribir. Sobre todo, si eres de las personas que no platican mucho sobre sus sentimientos.
Practicando la escritura terapéutica 79 ejercicios, de Reyes Adorna Castro
Entonces corre por una hoja de papel, un lápiz y date vuelo escribiendo. Aquí entre nos te digo que a mí me gusta escribir en forma de cuento o novela, donde mi protagonista soy yo obviamente, pero, vista en tercera persona, eso me ayuda mucho a definir más precisamente lo que necesito sacar. Tu puedes escribir un poema, o una carta para ti misma sintiéndote tu mejor amiga que está lejos y necesitas tener cerca.
Ánimo, atrévete a escribir eso que te tiene abrumada de emociones y sentimientos, nunca sabes que Historias te puedes contar.
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